Ves esa foto de Instagram. La furgo impoluta, la tabla de surf en el techo, la taza de café humeando mientras amanece en un fiordo. Qué fácil parece. Luego llega la primera noche, no encuentras el interruptor de la luz y cenas galletas porque se te olvidó el gas. Esta entrevista camper va de eso. La realidad siempre es mejor que la foto, pero avisa mucho menos.
Hoy charlamos con Clara y Mateo. Hace poco más de un año dieron el salto. Vendieron un coche, ajustaron ahorros y se lanzaron a por una VW California Beach. Les hemos hecho 10 preguntas directas sobre lo que han aprendido, su ruta favorita y esos fallos que todos cometemos al empezar.
10 preguntas a una pareja gallega sobre su primera camper
1. Empecemos por el principio. ¿Por qué una camper y por qué la California Beach?
Clara: Queríamos huir de los domingos de sofá. Buscábamos fines de semana que parecieran mini-vacaciones. La furgo te da esa libertad. La Beach fue un equilibrio: es un coche que Mateo usa para ir a trabajar entre semana, pero el viernes le subes el techo, abres la cama y tienes un apartamento con vistas al mar.
2. ¿Cómo fue esa primera salida? ¿El plan A funcionó?
Mateo: (Risas) Fue un desastre glorioso. Quisimos estrenarla en la Costa da Morte en pleno noviembre. El plan A era cenar viendo romper las olas. El plan B fue acabar cenando unos bocadillos en el aparcamiento de un polígono industrial porque el viento nos zarandeaba y no sabíamos poner la calefacción estática. No fue bonito, pero aprendimos más esa noche que en tres meses leyendo foros.
3. ¿Cuál fue el mayor error de novato de ese primer viaje?
Clara: No nivelar la furgoneta. Aparcamos en un sitio precioso, pero con una ligera pendiente lateral. No le dimos importancia. A las tres de la mañana estábamos los dos pegados contra la lona del techo, durmiendo en diagonal. Te levantas con una contractura que no sabes ni dónde vives. Ahora los calzos son lo primero que sacamos del maletero, antes que las cervezas.
4. Hablemos de «lo que duele». ¿Qué es lo que nadie te cuenta de la California Beach?
Mateo: El espacio. O cocinas, o estás sentado, o te vistes. Todo a la vez es imposible. Exige ser ordenado a un nivel casi enfermizo. Si dejas una taza sucia en la mini-cocina, ya has perdido el 50% de tu espacio vital. Tienes que guardar todo al momento.
Clara: Y la humedad. Como llueva mucho, la lona del techo tarda muchísimo en secar. Tienes que bajar el techo con la lona mojada para conducir, y luego acordarte de subirla en cuanto para de llover (aunque sea en el garaje) para que ventile. Si no lo haces… aparecen los problemas.
5. ¿Y lo mejor? Lo que hizo que repitierais.
Clara: La sensación de «casa». Es difícil de explicar. Abrir el portón trasero y que tu salón sea, de repente, una cala solitaria en las Rías Baixas. O despertarte, hacer un café en pijama y tomarlo mientras ves amanecer en un bosque. Esa libertad de parar donde te apetece… eso engancha mucho.
6. ¿Cómo planificáis ahora una escapada de fin de semana?
Mateo: Antes mirábamos solo el destino. Ahora miramos primero el viento y las mareas. Usamos un par de apps de meteo para ver dónde no lloverá *tanto* o dónde el viento soplará de tierra (para poder estar en la playa). Aprendimos a tener siempre un Plan B interior (un río, un bosque) si la costa va a estar imposible.
7. ¿Vuestra ruta favorita de este primer año?
Clara: Quizá una escapada por la Ribeira Sacra en otoño. Dejamos el mar y nos fuimos al interior. Poca gente, carreteras estrechas y esos colores. Conducir despacio, parar en miradores que no estaban ni señalizados. Fue un viaje muy lento, de parar a comprar pan en una aldea y charlar con la gente.
8. En el blog hablamos mucho de pernocta responsable. ¿Vuestro truco para convivir bien?
Mateo: Es solo sentido común. No sacamos el «campamento» (mesas, sillas, toldo) en un parking urbano o en primera línea de playa. Para eso están las áreas o los campings. Si dormimos en un pueblo, somos «invisibles». Silencio absoluto por la noche y madrugar para irnos antes de que empiece el movimiento.
Clara: Y la regla de oro: dejar el sitio mejor de lo que lo encontramos. Es fácil. Recoger nuestra basura y, ya que estás, los dos papeles que ha dejado otro. Si todos lo hiciéramos, no habría problemas.
9. ¿Un aprendizaje clave de este año?
Mateo: Que menos es más. En el primer viaje llevábamos la furgoneta llena de «por si acasos». Ropa para un mes, comida para un batallón. Ahora viajamos con la mitad. Dos platos, dos tenedores, lo puesto y una muda. Cuanto menos llevas, más libre te sientes.
10. Por último, un consejo para quien está mirando ahora su primera camper.
Clara: Que la alquilen primero. Un fin de semana. Que prueben si ese tamaño es para ellos, si son capaces de gestionar el baño químico (si lo tiene) o si prefieren un modelo más grande. Y si la compran… que salgan. Aunque sea a 20 km de casa. La aventura empieza en cuanto giras la llave.
Al final, estrenar una camper es como tener tu primera cita. Te pones nervioso, dudas de si llevas la ropa adecuada y seguro que algo sale mal. Pero si hay chispa, si te ríes del frío y de dormir cuesta abajo, sabes que es el inicio de algo grande. Aunque acabes cenando galletas en un polígono.
¿Te ha inspirado su historia? Lee nuestra guía de pernocta responsable para ser el visitante perfecto.
Preguntas frecuentes (FAQ)
Según nos cuentan, no mucho más que un turismo grande o un SUV. El único punto crítico es la altura (unos 2 metros con el techo cerrado), por lo que hay que tener cuidado en parkings subterráneos y algunas barreras de playa.
La mayoría de modelos como la Beach traen calefacción estática, que funciona con el gasoil del depósito y calienta muy bien el interior. El punto débil es la lona del techo: si duermes arriba con mucho viento o lluvia, se nota más el frío que durmiendo en la cama de abajo.
Agua (para beber y limpiar), gas (para cocinar) y asegurarse de que la batería auxiliar esté cargada al 100%. Y como dicen Clara y Mateo: calzos para nivelar la furgo.